El movimiento estudiantil en viñetas: a 15 años de la revolución pingüina

Por Ángel Muñoz Lavalle (*) y Antonio Muñoz Lavalle (**)

Como dos hermanos que disfrutan del noveno arte, solemos juntarnos a conversar sobre cómics y a buscar en nuestras estanterías obras que hemos leído hace tiempo. La última vez, nos detuvimos en la repisa que tenemos destinada al cómic nacional, donde nos reencontramos con una historieta que retrata el movimiento estudiantil del año 2006, y que nos hizo eco en los cambios que vive nuestro país tras el estallido social del 18 de octubre de 2019. El ejemplar era La revolución de los pingüinos, trabajo escrito y dibujado por Juan Vásquez, y publicado por la editorial Quimantú en 2008.

En este ensayo queremos compartir cómo el autor utiliza el medio y el lenguaje del cómic para presentar las temáticas del movimiento estudiantil secundario de 2006, lo que nos permite mirar en retrospectiva una de las impugnaciones sociales del 18-O: el sistema educativo chileno. También se expresa otro asunto importante: la violencia de Carabineros de Chile hacia los estudiantes secundarios, problema que se ha generalizado desde octubre de 2019. Además, por estas semanas se cumplen 15 años de la revolución estudiantil, por lo que los aspectos tratados en este cómic resultan sumamente contingentes, tanto por su conmemoración como por su relación con el estallido social.

Créditos: Quimantú.

Antes de analizar esta obra, nos gustaría rescatar la visión del doctor en Ciencias Sociales Cristóbal Villalobos, quien describe una «continuidad discontinua» en la relación entre los movimientos estudiantiles y el estallido social de octubre de 2019. La continuidad está dada por un entramado histórico de larga data de los movimientos juveniles en el ámbito educativo, desde los años 90 hasta el 18 de octubre. Sin embargo, las temáticas presentes en la revolución de los 30 pesos son de mayor amplitud y desenlazaron en un proceso constituyente. La educación es solo uno de los elementos presentes, puesto que el 18-O no es una extensión de los movimientos estudiantiles pasados.

A pesar de esto, los estudiantes secundarios tienen una relevancia distintiva en el estallido social. Fueron ellos los que llevaron a cabo la primera acción que marcaría los hechos de octubre de 2019: saltar los torniquetes del Metro de Santiago como forma de protesta tras el alza de precio en los pasajes del transporte público.

Apuntes pingüinos

La revolución de los pingüinos rescata en formato de cómic el movimiento estudiantil secundario liderado por los establecimientos públicos en 2006. Esta fue la primera movilización masiva de estudiantes secundarios desde el regreso a la democracia, y la que se convirtió en un precedente para los movimientos estudiantiles posteriores, donde también participarían estudiantes de educación superior.

Si bien la portada del tebeo muestra algunos elementos presentes en las movilizaciones de 2006, como la figura de un carabinero de Fuerzas Especiales sometiendo a un pingüino y la frase “Abajo la LGE (Ley General de Educación)”, es el dibujo de su parte interior el que nos parece más icónico. En él se busca emular el intento de desalojo de la toma de un liceo. Los pingüinos están sosteniendo pancartas y resistiendo estoicamente, mientras forman un muro con sillas y mesas, elemento representativo de las tomas y paralizaciones, rodeados por la policía. Esta imagen refleja el ahínco que los jóvenes estudiantes han mostrado en las movilizaciones, la resistencia frente a la represión y el rechazo al sistema educativo.

Créditos: Quimantú.

Otro aspecto a destacar se relaciona con los cuatro capítulos que componen el cómic. Cada uno de ellos es precedido por una portada que entrega un título, un dibujo relacionado con la temática (donde siempre aparecen pingüinos para representar a los estudiantes secundarios) y un enunciado que explica las páginas que siguen. La característica más curiosa de estos elementos es que están dibujados y escritos en una página que asemeja una hoja de cuaderno, con las puntas dobladas y algunos pedazos menos. Este gesto nos lleva directamente a la vida escolar: ¿quién no usó su cuaderno para dibujar y escribir cosas que no tenían nada que ver con las materias del colegio?

Por otro lado, entre el primer y segundo capítulo se muestran dibujos que imitan fotos sostenidas con cinta adhesiva, como si se tratara de un álbum donde cada una de ellas retrata las vivencias de los escolares durante el movimiento estudiantil. Mientras tanto, entre el segundo y el tercer apartado, y al final del cuarto, las imágenes son acompañadas por una pequeña reseña titulada “Apuntes”. Todos estos elementos evocan aquello que posiblemente representa de forma más icónica a los estudiantes secundarios: un lápiz, un cuaderno y el uniforme de pingüino.

Créditos: Quimantú.

Las viñetas de la revolución

El primer capítulo, titulado “Paquidermo o la emboscada pingüina”, aborda la desigualdad del sistema y cómo los estudiantes, a través de la organización, han demostrado que pueden enfrentarse a él. Vásquez, mediante viñetas de acción que llegan a resultar impactantes, representa metafóricamente a guerreros tribales que se organizan para tender una trampa al paquidermo de la desigualdad. Este paquidermo se muestra, a momentos, como un carro lanzagua de Fuerzas Especiales de Carabineros, en un cruce con otro de los elementos clave de la represión de las protestas: el guanaco. El apartado plasma la organización entre los estudiantes secundarios y su rol fundamental para poner en jaque al gobierno de aquellos años.

Créditos: Quimantú.

“La venganza de los perros callejeros» es el nombre del segundo capítulo. En él se plantea la posibilidad de que estos animales, fieles acompañantes de los estudiantes en las marchas y protestas, puedan organizarse ante las atrocidades de las que son víctimas. ¿Buscarían apoyo de otros animales? Exactamente eso sucede. Liberan a los animales del zoológico y se unen a las manifestaciones con determinación.

Los perros, que parecen insignificantes, se han convertido en emblemas de las movilizaciones estudiantiles y sociales a lo largo del tiempo (¿cómo olvidar al “Negro Matapacos”?). Interpretamos que la presencia de los perros callejeros es una metáfora de los estudiantes: así como los primeros movilizan a los animales que están encerrados en el zoológico, los segundos lo hacen con los integrantes de la sociedad inmersos en el sistema.

Créditos: Quimantú.

La tercera parte se titula “Mano de obra barata”. Aquí se recoge la crítica del movimiento estudiantil a la educación de mercado y a la estructura del sistema educativo. En estas viñetas podemos ver cómo “la maquinaria educativa captura pingüinos y produce trabajadores”. No queremos dejar pasar la oportunidad de mencionar la semejanza entre estas páginas y las escenas de “Another brick in the wall” de la película The wall de Pink Floyd, la que expresa una fuerte crítica a la educación y a la formación de los estudiantes.

Por otra parte, también vemos una chapita con una cara sonriente, muy parecida al smiley del comic book Watchmen. En la obra de Alan Moore, este símbolo representa la pérdida del idealismo asociado a los superhéroes, que en este caso recae en la figura de Carabineros de Chile.

El detalle de la cara sonriente evoca el uso del mismo recurso en Watchmen, de Alan Moore (en colores).

El último capítulo, «Cazadores de pingüinos», presenta de forma cruda la persecución que ejerció —y ejerce— el sistema represivo contra quienes participan en los movimientos sociales. Un dirigente estudiantil mira por televisión el desalojo de una toma cuando, de pronto, es sorprendido por uno de los carabineros, que rompe el vidrio de la TV y entra en su pieza para perseguirlo y finalmente atraparlo: un mensaje crudo que se vuelve contingente debido a las medidas de represión del gobierno contra los manifestantes tras el 18-O.

Créditos: Quimantú.

Un uniforme sin condecoraciones

Hay una temática transversal a todos los capítulos del cómic: la violencia y represión policial. Como explica Villalobos (2021, p. 44), “existe una creciente escalada de violencia en la última década, lo que permitiría sugerir que el 18-O no es una excepción, sino más bien una continuación y profundización de esta tendencia”. Basta con echar un vistazo a la página de introducción del autor, donde podemos ver pingüinos corriendo de la policía, presentes en la mayoría de los episodios del cómic.

Créditos: Quimantú.

Mediante el uso del blanco y negro, y una estética que recuerda xilografías, Vásquez plasma hábilmente situaciones de acción que se ven reforzadas por el uso saturado de las líneas. Las páginas, por su parte, son estructuradas en general por cuatro viñetas horizontales de tamaños uniformes y, en ocasiones, acompañadas por un dibujo de doble página en el momento más álgido de la trama. Destaca el aporte que hacen las onomatopeyas a la tonalidad emocional de las viñetas, muy útiles al exacerbar la tensión y la violencia de algunos sucesos.

Créditos: Quimantú.

Rescatamos La revolución de los pingüinos como una forma de conmemorar el movimiento estudiantil del año 2006, por sus curiosas características estéticas y porque se trata de un objeto cultural que permite acercarnos al estallido social mediante un ejercicio retrospectivo. A lo largo de los años, los estudiantes han demostrado que “también pueden (y deben) organizarse y luchar contra la desigualdad histórica” (Vásquez, 2008). Los escolares cumplen un rol movilizador en temas relevantes para la sociedad, y fueron quienes ejecutaron la acción detonante en los días previos al 18-O. Es importante entender a la juventud como un actor político-ciudadano que, lamentablemente, no ha tenido reconocimiento por la sociedad chilena como agente cívico. Sin embargo, a través del tiempo ha demostrado ser un catalizador de las demandas ciudadanas y cumplir un papel preponderante en las transformaciones sociales.

Nota: Queremos agradecer a Camila Aliaga por su apoyo y lucidez.

Sobre el autor

Juan Vásquez es un escritor y dibujante de cómics que ha desarrollado otros trabajos de temática similar a La revolución de los pingüinos, como 1986: recuerdos subversivos, Operación Chile y El canto del delirio, así como adaptaciones de cuentos de Edgard Allan Poe y H.P. Lovecraft.

Algunas de sus creaciones se han publicado en la revista Trauko, medio que acogió el trabajo de muchos dibujantes y escritores nacionales a fines de los años 80 y que contó con colaboraciones de artistas internacionales como Moebius (El Incal) y Hugo Pratt (Corto Maltés).

En su faceta de ilustrador, destaca su trabajo para el juego de cartas Mitos y Leyendas, donde muestra una estética similar a la obra de Simon Bisley (Lobo).

Conan, un bárbaro creado por Robert E. Howard, bajo el pincel de Simon Bisley.
Pan, parte de la baraja de Mitos y Leyendas, dibujado por Juan Vásquez.

Bibliografía

Villalobos, C. (2021). “Una continuidad discontinua: análisis retrospectivo del 18-O a la luz del ciclo de protestas juveniles en el campo educativo”. En S. Alé, K. Duarte & D. Miranda (eds). Saltar el torniquete. Reflexiones desde las juventudes de octubre (Pp. 41–47). Fondo de Cultura Económica.

Vásquez, J. (2008). La revolución de los pingüinos. Quimantú.

(*) Psicólogo y Bachiller en Humanidades (UAH). Desde joven ha estado interesado en el arte, la filosofía y la historia. Comparte con su hermano el gusto por los cómics.

(**) Licenciado en Teoría e Historia del Arte y Bachiller en Humanidades (UAH). El mundo de los cómics ha formado parte de su vida desde pequeño. Comparte con su hermano el gusto por este arte.

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